Impresionante lo que me ha ocurrido esta
tarde en una entrevista de trabajo. Llevo dos años buscando trabajo, buscando
negocios, emprendimientos, “start-up” u otras maneras modernas de ganar algo de
pasta, y hasta la fecha esta es la primera entrevista de potencial empleo de
vendedor de cajas de cartón y similar. Bueno en realidad era de delegado de
zona, que uno tiene una categoría. Por lo visto debía de ser el único
candidato, algo extraño en estos tiempos tan grises que acontecen.
La verdad es que es la primera oferta de
trabajo de ventas a la que me postulaba.
Dada mi extensa experiencia en dirección de grandes proyectos y operaciones, y
mandar a mucha gente, mis miras eran muchísimo más elevadas. Quitando los pocos
interesantes empleos que pudieran amoldarse a mi bagaje, esos pocos han pasado
de mí como de la mierda. La edad hace invisible realmente al que la tiene, y no
he estado convencido hasta ahora, era remiso a ello. Ahora estoy contento y
lleno de moral porque por fin he reconocido, a mí mismo, que tengo que empezar
de cero. Y a estas alturas, cuidar la presencia a tope, y dedicarte a vender,
ya que creo que los ejecutivos de ahora no pondrán pegas a que un veterano de
guerra sea capaz de hablar con la gente, contar cosas divertidas y convencerles
de algo.