Estamos en el colofón de la primera división de la liga de fútbol profesional, y como cada año, se suceden las noticias acerca de los viajes que realizan los maletines cargados de dinero manchado de compromisos poco legales, aunque algunos los defiendan como si formara parte del sueldo por el trabajo bien hecho. Pero esto que nos hace sentir vergüenza ajena, no supone nada en comparación con los famosos “amaños de partidos” de fútbol en diversas categorías, tanto masculinas como femeninas.
Dentro de estas prácticas al margen de lo correcto, existe una gran diferencia en la cantidad, que no en la calidad, entre amañar con el objetivo de lucrarse a través de las apuestas gracias al conocimiento previo del marcador, y los menos casos, amañar para lograr una meta deportiva (evitar un descenso, por ejemplo).