The distribution of income in USA, exported to the rest of the world.

Pavlina Tcherneva's chart showing the distribution of income gains during periods of economic expansion is burning up the economics internet over the past 24 hours and for good reason. The trend it depicts is shocking:
For a long time, most of the gains from economic growth went to the bottom 90 percent of the income distribution. And, after all, the bottom 90 percent includes the vast majority of people. Since 1980, that hasn't been the case. And for the first several years of the current expansion, the bottom 90 percent saw inflation-adjusted incomes continue to fall.
The data series ends in 2012 and we don't know how long the expansion will last, so that negative income trend may evaporate before all is said and done. But unless there's a massive break with the previous three expansions we will continue to have an economy where the typical family's living standards grow much more slowly than GDP growth per se would allow.

Ana Patricia Botín, más mujeres al poder, esto mejora y promete.

Al oír la noticia de la muerte de Emilio Botín me vinieron inmediatamente a la cabeza varias incógnitas o ideas. La primera era acerca del futuro de mis pocas acciones en el banco, la segunda fue que no entiendo muy bien ¿cómo se puede morir una personalidad de ese tamaño y con el mundo bajo sus de la noche a la mañana?, y así que me acuerde ahora, si sería capaz la súper casta de ricos del planeta de elegir como sucesora a una mujer, más bien por la parte del accionariado español casposo…

Una señal ¿divina...?



Yo soy un lobo solitario, y me quiero convertir en invisible. Y en circunstancias de forzosa incorporación a eventos multitudinarios (más de seis seres humanos), mi invisibilidad debe ser invisible total. Ya sé que existe un potencial futuro deterioro mental, pero daría lugar a una ignorante felicidad superior. Esto es lo que uno tiene entre manos, y a lo que me empuja esta sociedad artificial y superficial.


Estoy harto de dirigir operaciones y apagar fuegos en el mundo empresarial. Me quedó bastante grabado mi aprendizaje como oficial del ejército en mi paso por el mismo. He sido, y todavía algunos me ven así, organizador de eventos y solucionador de incertidumbres. En resumen una especie de líder…


Ahora, el mundo se olvida de mí, y yo me quiero olvidar del mundo. Añadiendo que la sociedad tiene una pátina especial en la que rebotamos los veteranos de guerra.


El caso, es que en mi condición de invisible, y camuflado en la ceremonia a la que acudí el sábado, en una extraordinaria capilla-construida como funeraria en el siglo XIV- de estilo mudéjar, que a su vez forma parte de una restaurada catedral donde se mezclan el estilo románico, el mudéjar y el barroco, me sucedió algo que me dejó algo marcado.

En el inicio de la misma, el cura ya dejó sentado que se iba a divertir a costa de toda aquella conjunción de ateos, y que haría un buen show para que su moral no decayese. Pero claro, un cura de setenta años, calvo y con poca vista daría de sí lo que él ya sabía. Por lo tanto, necesitaba una ayuda medida y calibrada-su experiencia es brutal-. Anduvo observando a los parroquianos, hasta que su vista asociada a su psicología y experiencia dio con el ayudante perfecto. Parroquiano veterano, invisible, físico tipo Clint, especialmente vestido para la ocasión, y posiblemente ex algo importante…y con carácter (ex). Efectivamente me cazó.

Así, el público espabiló y respiró (todo el mundo estaba amenazado).  Me dio las notas que debía leer-solo era eso-, y me dispuse a ello, pero como las leía era algo que me sorprendió a mí mismo, y ya no podía parar de leer. Necesitaba seguir leyendo, me gustaba. Mi sonido era tan profesional, y las palabras y frases tan perfectamente leídas y explicadas a su vez, que me estaba drogando con mi voz. Solo fueron cuatro o cinco estrofas, pero habría necesitado un par de tomos de la Biblia. Pero lo que más me conmovió fue ver a la gente interesada por aquellas lecturas que salían de mi boca.

Una vez desperté de mi sueño producto de aquella inusual droga, volví a esconderme del mundo, pero el jefe “showman” quiso agradecer aquélla forma de colaboración como nunca había tenido. La congregación entera me dio las gracias y parabienes porque también había quedado extasiados con aquélla forma de leer y hablar.

Todas estas tonterías que os cuento me dieron un subidón de adrenalina que me duró cerca de cinco minutos, y que me pareció una auténtica “señal divina”, que fue lo que tardé en mirarme en un espejo traidor de algún lugar de aquélla acogedora capilla. Y digo divina, aunque no entiendo mucho de eso, porque la ubicación era divina…

Como lectura subyacente y de aprendizaje que se puede extraer de este corto relato, es que no se te ocurra mirarte en un espejo a ciertas edades, y que la fuerza que llevas en tu interior debes mostrarla siempre que puedas, porque el tamaño de la misma es mucho mayor del que te imaginas, y del que quieren hacerte creer que tiene.